LA IMPORTANCIA DE EUROPA PARA ESPAÑA
Por primera vez, en nuestra historia, España no perdió el tren de la
modernidad en 1998. Hasta
esa fecha existen numerosos ejemplos en lo que nuestro país fue
dejado al margen de las grandes decisiones que otros tomaban sobre
las fronteras, sobre la política internacional, sobre los bloques, o
sobre nuestras posesiones.
Pero
en 1998 fue distinto. Gracias a un enorme esfuerzo y a una tenaz
decisión del primer gobierno de Aznar, España redujo su déficit
presupuestario, sus tipos de interés, su tasa de inflación y su
nivel de deuda pública. Es decir, cumplió los requisitos del
Tratado de Maastricht y entramos en el euro.
Desde
entonces España forma parte del grupo de países que forman parte de
la Unión Monetaria, es decir, de los países más prósperos, más
avanzados y más democráticos. Ello no se hizo sin pagar un precio
en materia de soberanía: la pérdida de la política monetaria. A
partir de entonces, nuestro país no podía fijar los tipos de
interés, no podía devaluar la moneda, no podía determinar el
volumen del dinero en circulación, etc. Para concretar su política
económica España solo cuenta, a partir de entonces, con la política
fiscal y presupuestaria.
Pero
a cambio de pagar ese precio obtuvimos enormes ventajas. Basta pensar
que si no hubiésemos estado en el euro, la crisis que padecemos
desde el 2008 habría arruinado totalmente a los españoles y a
España: altas tasas de inflación, devaluaciones continuas,
inasumibles tipos de endeudamiento exterior, pérdida de mercados y
de competitividad, etc.
En
estos momentos estar en el euro significa estar en Europa y ello
tiene importancia desde diversas perspectivas.
Importancia
política. Estar en Europa significa mayor estabilidad política.
Significa estar en el mismo barco que otros veintisiete países.
Significa formar parte de un bloque político que puede competir y
hacer frente a los otros bloques políticos que existen en el mundo:
Estados Unidos, Rusia, Japón. Significa también pertenecer a un
bloque defensivo que garantiza nuestra seguridad y defensa.
Importancia
económica. Estar en la Europa del euro significa estar al abrigo de
las tormentas monetarias. Significa tener que cumplir las directrices
y recomendaciones europeas y no dejar nuestra economía al capricho
de gobernantes que, como Zapatero, la llevaron al borde del abismo.
Significa poder beneficiarse de los fondos europeos y de sus
políticas. Nuestra agricultura, nuestras autovías, nuestras líneas
de alta velocidad, nuestro puertos y aeropuertos, hablan por si solos
de la importancia de estar en Europa.
Importancia
social. Sentirse europeo tiene también significado social, porque
significa modernidad, progreso, solidaridad, fraternidad y confianza
en el futuro. La sociedad española ha dejado de estar aislada y
olvidada detrás de los Pirineos. El Fondo Social Europeo ha traído
a España ayudas y subvenciones que han ayudado a mejorar nuestros
problemas como comunidad.
Importancia
cultural y espiritual. Estar en Europa significa, por último,
compartir una cultura común que hunde sus raíces en el cristianismo
y cuya doctrina difundió desde los primeros siglos los valores que
hoy son patrimonio común plasmado en los derechos fundamentales:
derecho a la vida, dignidad de la persona, libertad, lucha contra las
desigualdades y discriminaciones injustas, derechos de la mujer,
estado del bienestar, crítica contra los abusos de los poderes
públicos, crítica contra la degradación del medio ambiente, o de
las costumbres o del lenguaje.
Por
todo ello, Europa no sólo es importante para España, sino que es
muy importante para todos. Todo el que piense que Europa está lejos
y no le afecta, se equivoca, pues el ordenamiento jurídico europeo
influye cada vez más en los menores detalles de nuestra vida
cotidiana sin que nos demos cuenta, de manera imperceptible, desde
los requisitos de seguridad en los juguetes hasta en las normas para
evitar la competencia desleal.
Y
en la organización de Europa, el parlamento es el único órgano que
está basado en la democracia directa, es decir, en la elección
directa por los ciudadanos. Y sus competencias son decisivas a la
hora de aprobar aquellas normas quen nos afectan como españoles, nos
demos o no, cuenta.
No
reconocer la importancia de Europa para España es estar fuera de la
historia y de la realidad del tiempo que nos ha tocado vivir.
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