"La seguridad laboral, eje fundamental de la recuperación"
👉Artículo de la consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco, con motivo del 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo
La
magnitud de la crisis sanitaria en la que nos hayamos inmersos como
sociedad hace palidecer cualquier otra cita ordinaria que se recoja
en nuestras agendas, ahora que la lucha contra el COVID-19 reclama
buena parte de nuestros recursos y prácticamente todos nuestros
esfuerzos. Aun así, existen fechas que no se pueden soslayar,
destinadas a poner el foco sobre el trabajo diario que continúa
marcando nuestra agenda como Gobierno regional, y que en las actuales
circunstancias excepcionales cobra una nueva dimensión.
Sucede
hoy, 28 de abril, en este Día Mundial de la Seguridad y la Salud en
el Trabajo. Desde que la Organización Internacional del Trabajo se
involucrara en la celebración de esta fecha, en el año 2003, el
cambio en la hoja del calendario en los meses centrales de la
primavera concentra dos importantes reivindicaciones en el ámbito
laboral, por su cercanía con el 1º de Mayo. Ambas fechas no se
pueden separar. Si es importante para toda sociedad garantizar el
derecho al trabajo de todos sus individuos, es fundamental que esa
garantía pase por asegurar entornos laborales seguros, para que
acudir cada día al puesto de trabajo signifique una manera de
ganarse la vida, y no implique nunca la posibilidad de perderla.
Este
año, la celebración del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en
el Trabajo se articulaba en torno a la prevención de la violencia y
el acoso en los entornos laborales. Ambas prácticas, execrables de
todo punto y rechazadas en conjunto por la sociedad, comparten el
guion de la celebración de este 28 de abril con los nuevos desafíos
que propone el COVID-19, que está suponiendo un reto transversal
para todos los que libramos la batalla contra su propagación. Si en
el ámbito sanitario la lucha está centrada en reducir al máximo el
coste humano que supone siempre sumar una nueva enfermedad a nuestro
recuerdo vírico, en salvar todas las vidas posibles mientras la
ciencia nos otorga una vacuna contra el coronavirus, en el ámbito
laboral y económico el reto es reducir al máximo la afectación de
las medidas excepcionales que se han tenido que tomar para contener
la expansión de los contagios en nuestra economía. Y colocar cuanto
antes los cimientos para la recuperación.
El
retorno de la economía a la senda del crecimiento no puede
acometerse a cualquier precio. Desde nuestra llegada al Gobierno
regional, en el año 2015, situamos la prevención de riesgos
laborales y la reducción de la siniestralidad en el trabajo como uno
de los nortes de nuestra brújula en materia de empleo. No hemos
escatimado esfuerzos para combinar la salida de la recesión con la
seguridad en el trabajo, y fruto de ese compromiso firmamos en 2017
el Acuerdo Estratégico para la Prevención de Riesgos Laborales en
Castilla-La Mancha, una hoja de ruta en la que vamos de la mano con
los representantes de las empresas y de los trabajadores, teniendo en
cuenta que la seguridad laboral requiere del trabajo de todos.
El
esfuerzo está dando, poco a poco, sus frutos. Desde el año 2015,
hemos conseguido reducir el Índice de Incidencia, que es el
parámetro que relaciona el número de accidentes de trabajo con el
total de la población protegida, en un 6 por ciento en la región;
una caída en el Índice de Incidencia que se ha registrado tanto en
el colectivo de personas asalariadas, en un 2 por ciento, como en el
colectivo de los autónomos, donde el descenso ha sido del 52 por
ciento. Ese compromiso se verá reforzado este año, incrementando en
un 13 por ciento la labor en prevención de riesgos laborales, y
alcanzando las 25.300 actuaciones en la actividad inspectora.
La
llegada del COVID-19 nos sitúa ante nuevos retos, desafíos que
debemos incorporar a nuestra estrategia en materia de prevención de
riesgos laborales. En el corto plazo, esa tarea pasa por asegurar la
contención del virus en la paulatina vuelta a la actividad de
nuestro tejido productivo. Desde el Gobierno regional hemos puesto en
marcha el Centro de Operaciones COVID-19, a través del cual hemos
trabajado desde el inicio de la crisis sanitaria para canalizar el
esfuerzo de la iniciativa privada y dotar a Castilla-La Mancha de la
producción necesaria para autoabastecerse en equipos de protección
individual (EPI), además de poner en marcha la nueva plataforma
COVID Marketplace para, una vez garantizada la llegada de los EPI a
los centros sanitarios, ponerlos a disposición de empresas y
colectivos, colaborando así para que puedan llegar a los entornos de
trabajo.
La
seguridad laboral es también un eje fundamental en el Plan de
Medidas Extraordinarias para paliar los efectos económicos de la
crisis del COVID-19, con líneas que nos permitirán, por un lado,
reducir la accidentalidad laboral, y por otro, contener la
propagación del COVID-19 en los entornos de trabajo, mediante la
financiación de inversiones y acciones de sensibilización y
concienciación en prevención de riesgos laborales.
Es
cierto. La llegada del COVID-19 ha alterado de manera inevitable
nuestra libreta de prioridades, pero no ha arrancado de ella ni una
sola hoja. La cuestión más urgente es atajar la crisis sanitaria,
garantizar que no colapsan nuestros recursos asistenciales y
minimizar las inevitables consecuencias del coronavirus. Y ahora que
lo urgente empieza a dar una tregua, ahora que la curva de contagios
empieza a doblegarse y asoma en el horizonte inmediato una paulatina
vuelta a la nueva normalidad, vuelve a abrirse paso lo importante,
aquello que ha centrado siempre nuestra labor como Gobierno, los
cimientos sobre los que asentar la recuperación. Y la salud en el
trabajo y la seguridad laboral sigue siendo primordial en esa
estrategia.
Patricia
Franco Jiménez
Consejera
de Economía, Empresas y Empleo
No hay comentarios