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EL ESTUPOR DEL PROFANO



Joaquín García Garijo.
Desde hace unos años,  y sobre todo en los últimos meses, no deja de oírse esta frase: privaticemos ese servicio y así será más barato y eficaz. Se  repite una y otra vez en los medios conservadores, tanto que me viene a la memoria una cita famosa de Joseph Goebbels "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad". No acabo de entender como este principio privatizador se quiere aplicar a la Sanidad o por mejor decir a nuestra Seguridad Social, o a  los distintos nombres que adopta en cada Autonomía.



Según nos dicen los apóstoles del liberalismo económico, la situación ruinosa que padece nuestro Servicio de Salud se resolvería de una manera definitiva, o mágica añadiría yo,  si pasara a manos privadas. Me propongo en este artículo, desde la óptica de un profano (para el que guste de argumentos científicos y especializados, expuestos de manera concienzuda le recomiendo que visite el Blog de mi amigo Rodrigo Gutiérrez, antiguo dirigente del Sescam y experto en gerencia sanitaria, http://www.regimen-sanitatis.com/), desmontar ese argumento tan sacralizado. Debo decir que yo soy un estómago agradecido. Agradecido porque cuando he necesitado recurrir a los galenos de la SS no he tenido dificultad; en varias ocasiones he comprobado que si el medico que me atendía necesitaba una prueba diagnostica en las mejores clínicas privadas de Madrid (Ruber Internacional, Fundación Jiménez Díaz, clínica Nª Señora del Rosario) o de servicios especializados de Grandes Hospitales públicos (Gregorio Marañón) me remitió a ellas sin problemas. He sido beneficiario de la ley de garantías que regia en Castilla-La Mancha y en un plazo razonable acabó con la zozobra que me produjo un falso infarto (eso creía yo). Y todas estas atenciones sin tener que recurrir a ningún padrino, simplemente presentando mi cartilla sanitaria.

 Nos cuentan los adalides del outsourcing y las privatizaciones que los sistemas públicos nos cuestan demasiado dinero, no funcionan y generan un déficit en las cuentas del Estado que nos avocan a las temibles subidas de impuestos. Siempre ponen como ejemplo el admirado sistema sanitario estadounidense, donde cada uno recibe una atención a su salud según paga, los ricos van a la clinicas Monte Sinai, Mayo, Anderson, etc y los demás donde puedan o les alcance su seguro médico privado; no hay que olvidar que un 15% de la población de  EEUU carece de seguro medico y están al albur de la beneficencia, las campañas electorales de Obama tienen como punto estrella la extensión del seguro médico a gran parte de los que carecen de él. Aquellos que viajen a Estados Unidos sin la cobertura de algún seguro, se pueden llevar una desagradable sorpresa; si por mala suerte tienen que visitar un servicio de urgencias, aunque sea por un problema menor; de diez mil dólares no baja la broma, que diría el castizo. Mejor podrían mirar, estos caudillos del neocons,  al norte de Europa, a los países escandinavos que como ejemplares, son mejor modelo.

Hay una parte del razonamiento privatizador, mirando con las gafas del lego, que no entiendo. Si la razón de ser del sistema sanitario es curar a los pacientes ¿Por qué lo privado es menos costoso? La diferencia entre los dos sistemas es que uno no tiene otro fin que sanar a los ciudadanos dolientes y el otro, como cualquier empresa, lograr un beneficio para los dueños de la compañía. No hay que avergonzarse por reconocer que una sociedad del sector sanitario quiere sacar beneficio económico de la salud de sus clientes. Está en el ADN de todas las empresas: lograr beneficios y cuantos más, mejor. Nadie invierte su dinero en un negocio que no da beneficios, salvo el estado que tutela aquello que se considera bien común y que asume,  aunque sea ruinoso, como un servicio a la sociedad. 

Si la cartera de servicios que se pretende sacar a la empresa privada es la misma que ya existía en la pública, ¿cómo una concesión privada u otro sistema de explotación puede abaratar su precio?,  disminuyendo los servicios que ofrece o su calidad, no se encuentran otras soluciones, bueno sí, hay una: mejorar la gestión. Esta es otra de las premisas de los Privatizadores, los servicios públicos siempre están mal gestionados, son despilfarradores, no tienen control, son corruptos…Pero estos males tienen remedio, habrá que aplicar una medicina estricta, tener voluntad de controlarlos, el sistema no es ineficaz, son las personas que figuran al frente. No podemos establecer que cuando algunos miembros de una institución hagan algo mal, obligatoriamente clausuremos al colectivo. Pongamos por caso la Iglesia Católica. Algunos de sus miembros han sido condenados por pederastia (El Papa llego a pedir perdón públicamente por ello) y sería injusto que se castigara a toda la curia Vaticana por pecado de omisión o encubrimiento.

Para encontrar una explicación a las ansias de eliminar el sistema publico de Salud, tendríamos que analizar la composición de los consejos de administración de las compañías,  las que optan a los jugosos contratos con la Administración en el ámbito sanitario. Habría que estudiar las conexiones entre las familias del poder político autonómico o estatal y el capital que está en el origen de estas sociedades. 

Es un negocio apetecible, la salud siempre impondrá su prioridad sobre otras necesidades de consumo. Nuestros gobernantes deberían velar para que el cuidado de nuestra salud esté en manos de los que no tienen intereses  espurios y si hay déficit porque se recauda menos,  que metan la mano en otro bolsillo que no sea el sanitario. Que prueben a eliminar en la Administración todos los cargos políticos (de director general para abajo),  de libre designación, asesores, etc y que utilicen en su lugar a nuestros funcionarios; que racionalicen la representación política de municipios y provincias; que eliminen gastos suntuarios como coches oficiales, gastos de representación, dietas, comidas, viajes, teléfonos móviles, televisiones autonómicas; que saquen a concurso suministros sanitarios, medicinas de uso común; que se incrementen las inspecciones y control en todos los servicios públicos para evitar cualquier tentación de corrupción; que se impongan nuevos impuestos a los que aun pueden pagar más, patrimonio, sucesiones, impuesto a las transacciones bancarias, a los beneficios de los grandes capitales; que se aumenten los tipos impositivos a las SICAV... Como se ve hay muchas fórmulas para lograr aumentar la recaudación del estado y no tener que privatizar, por deficitaria, la Sanidad Pública, con las consecuencias que ello acarrea a los sufridos enfermos.

 (Ver biografía 20-11-12 en Estados Unidos, amor y odio)

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