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ALGO SE MUEVE EN LA NOCHE TOLEDANA




Rafael Casero.
 Cuando termina la jornada laboral- demasiado tarde, por cierto, en nuestro país- un universo paralelo comienza a moverse en las calles de nuestras ciudades. Éste no es otro que el mundo de la noche; mundo al que, curiosamente, se denosta cuando se alcanzan ciertas edades por efecto de una especie amnesia que, vestida de paradoja, se impone para borrar los recuerdos de cuando uno era asiduo parroquiano. Y es que existe una especie de conciencia colectiva que tiende a criminalizar al ocio nocturno como tal, algo que  a menudo se percibe en la opinión publicada que difunden algunos medios de comunicación y diversas instituciones. 

En los últimos años se ha puesto mucho énfasis en ofrecer un ocio alternativo a los jóvenes; algo con lo que estoy de acuerdo, pero sin que ello implique colgar el sambenito de negativo al que ofrecen los bares, pubs y discotecas. Creo que sería bueno el despojarse de la careta moralista que se utiliza para atribuir a ese tipo de ocio todo tipo de males y problemas de antemano, pues si bien es cierto que la idiosincrasia de la noche puede generarlos en no pocas ocasiones, miremos hacia donde miremos, podríamos utilizar el mismo argumento criminalizador. ¿Acaso no se derivan problemas de orden público o de seguridad en torno al fútbol, a una huelga, o a manifestaciones políticas?  

Aunque quedaron muy atrás los tiempos en que la cantidad de vespinos aparcados en la plaza de Zocodover denotaba que la noche de Toledo era cuando menos muy concurrida, y un poco más cerca esos jueves universitarios que anulaban a los viernes y conseguían hacer mucha sombra a los mismísimos sábados, hay que reconocer que, afortunadamente, algo se mueve nuevamente en la noche toledana. Hasta hace no mucho era propio de otras ciudades como Salamanca o la siempre vanguardista Madrid, el encontrar personas por la calle repartiendo tickets con ofertas y descuentos en los locales a los que representaban. Ahora, esto comienza a ser una realidad en la Ciudad Imperial, a la que siempre parecen llegar con retardo los avances que se ponen en práctica en otros lugares. Pero, como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha llega.

            El  que los locales de ocio nocturno se muevan por atraer clientes con ofertas en el precio de las bebidas o apliquen descuentos por presentar el carné de estudiante, resulta a mi juicio muy positivo de cara a reactivar una noche toledana que aún conserva cierta fama de lo que llegó a ser, y que seguro que los que hoy pretenden tirar por tierra movidos por una concepción quizá desorbitada del derecho al descanso- que por supuestísimo debe haberlo, pero no hasta el extremo de querer prohibir  las fiestas de barrio como el Polígono por ruidos- disfrutaron en sus tiempos mozos.

            Como ya señalé en un artículo publicado en el extinto Día de Toledo, descanso sí, ocio también, por eso, bienvenidas sean las medidas que pretendan reactivar (y respetando siempre la convivencia de ambos derechos ) el segundo en nuestra ciudad.

(Ver biografía 07/11/12 en Elecciones Estadounidenses: nuevo mandato, mismo objetivo)


2 comentarios:

  1. Gracias Rafa por el artículo. Has conseguido que mis primas y yo recordemos buenos tiempos (ver facebook).

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  2. Gracias a tí por darlo difusión. Me alegro de que haya servido para recordar esos buenos tiempos; esos de Zocodover lleno de vespinos, de calles como Alfileritos abarrotadas o de la del mítico bar La Viña en la que no cabía un alfiler. Esperemos que la noche toledana vuelva a volver por dónde solía.

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